domingo, 5 de octubre de 2014

Iran - Historia - Información

Historia de Irán



PRIMEROS PERSAS:

Los pueblos que se expresaban en lenguajes iránios, pudieron haber emigrado hasta esta parte del Suroeste de Asia hacía la 1.500 a.C. Aparentemente fueron capaces de subyugar a los pueblos que ya habitaban estas tierras, acabando por mezclarse con ellos, aunque su dominación sobre áreas particulares se refleja en los nombres derivados de lugares como Parsua y Parsumash.

Los gobernantes Asirios enviaron en el siglo IX a. C. expediciones contra ellos. En el siglo VI a. C. fue posible el establecimiento de aquellos persas en la actual región de fars.

Fars (o Persis según los Griegos) era un distrito reconocible del imperio Asirio como su vecino, aunque de mayor tamaño, de la Media.

Los dirigentes Persas reclamaban ser descendientes de un primer monarca; Aquemenes (o Hajamnesh), se asociaron a los Medas, que fueron capaces de crear un fuerte estado en el siglo VII a.C. Ciaxares, hijo de Fahortes, fundador del poder de Media, fue uno de los reyes que trajo la destrucción de Ninive en el 612 a.C. destruyendo la hegemonía de los Asirios.


AQUEMÉNIDAS:

Después de que los Persas hubieran ayudado a los Medas en el establecimiento del poder Meda, Ciro, el gobernante persa que luego sería llamado Ciro El Grande, acabó con el poder de los Medas, matando en batalla al rey Meda Astiages, en los llanos de Pasargada a mediados del siglo VI a.C.

En un sorprendente breve lapso de tiempo, Ciro extendió sus conquistas desde Elam y Media al Oeste y al Norte.

Avanzó sobre Asia menor y tras derrotar a los Lidios, estableció el imperio más grande hasta a aquel momento jamás instauradas en el Oriente próximo, el Imperio Persa.

Ciro hizo de Ecbatana (la actual Hamadam), la antigua capital del trono Meda, su capital, mientras que mantuvo su capital Persa en Susa, y creó y embelleció su nueva residencia en Pasagarda. 

Cambises II, hijo de Ciro, se deshizo de su hermano Smerdis, para no tener alternativa al trono, pero cuando se encontraba conquistando exitosamente Egipto para el Imperio Persa, un impostor, el mago Gaumata, reclamó el trono haciéndose pasar por Smerdis usurpando el trono. A esto siguió una guerra civil, y tras la muerte de Cambises II, un nuevo postulante al trono, Dario I, descendiente de otra rama de Aquemenes pudo conquistar el trono, y establecer, tras acabar con cualquier oposición, una nueva administración en el Imperio, centralizada y más eficaz.

Darío tuvo una extraordinaria personalidad que le condujo a ensanchar los límites del Imperio hasta confines insospechados, por lo que llegó en primer lugar a desafiar a los griegos, continuando sus sucesores en estas luchas. El recinto palaciego de Persépolis, que él había ordenado edificar en la parte inferior de la montaña Rahmat, en el centro de Fars, cerca de Shiraz, es un despliegue de la grandeza imperial con su retrato de pueblos sometidos llevando sus tributos ante el rey.

Darío fundó un sistema centralizado apoyado en una excelente e intrincada red de comunicaciones. Así, los persas fueron el primer pueblo de la antigüedad en usar el caballo eficazmente como medio de transporte y de comunicación. Darío también continuó y expandió la política llevada a cabo por Ciro el Grande de estimular las culturas locales dentro del Imperio permitiendo el culto a sus propios dioses y manteniendo sus propias costumbres mientras que éstas no supusieran un conflicto con las necesidades de la administración persa. A pesar de su tolerancia, hubo rebeliones en Egipto, Lydia y Babilonia, todas aplastadas por Darío sin piedad.

La religión de Persia era realmente el Zoroastrismo y la unidad de Persia puede atribuirse en parte al efecto aglutinante de esa fe tan vasta. Darío fue un mecenas de las Artes, como puede deducirse de los magníficos palacios que se alzan en altas terrazas embelleciendo Susa y Persépolis.

Darío también fue un conquistador. La legislación persa fue implantada hacia el este más allá del río Hari Rud hasta el moderno Afganistán y Pakistán. Egipto ya había sido atacado por Cambises y, aunque había demostrado ser recalcitrante y rebelde, los sucesores persas de Cambises que tuvieron éxito fueron los que mantuvieron allí la hegemonía. Darío empujó las fronteras hasta el Danubio.

Al comienzo del siglo V a.C., sin embargo, las ciudades Jonias estaban envueltas en luchas con el gran rey. Darío aplastó la rebelión y organizó entonces una expedición para castigar a las ciudades-estado griegas que habían prestado ayuda a las ciudades rebeldes. La expedición fue el comienzo de las guerras médicas. Al final, el ejército de Darío fue derrotado por los griegos en la batalla de Maratón A su hijo, Jerjes Quien le sucedió en el trono en el 486 a.C, no le fue mejor en Salamina.

Los griegos habían desafiado con éxito el poder del gran rey. Las consecuencias de la victoria griega se redujeron, no obstante, al ámbito griego y no tuvo efectos en Persia. Sin embargo, este hecho no excluyó la influencia que Persia tendría en Grecia. La influencia griega era fuerte y el oro persa fue esparcido para ayudar a una u otra ciudad-estado griega en la interminable lucha por el poder.

En tiempos de Artajerjes las dificultades para mantener semejante Imperio comenzaron a aparecer. Algunos de los gobernadores (sátrapas) mostraron tales ambiciones por gobernar que los egipcios, ayudados por los atenienses protagonizaron una rebelión. La violencia contra el propio rey era un hecho perturbador. El peor de los problemas dinásticos ocurrió durante la rebelión de Ciro el Joven contra Artajerjes II, que finalizó con la muerte de Ciro en la batalla de Cunaxa (401 a. C.). La derrota de Ciro fue recordada en la Anábasis de Jenofonte y aunque la importancia de la sublevación puede ser exagerada, no puede negarse que ya existían signos de decadencia en el Imperio.

En el 334 a.C., Alejandro Magno y su ejército macedonio de 4.000 hombres cruzaron el Helesponto y se encontraron con los persas en Granicus. La Batalla de Issus siguió en el 333, y en el 331 la Batalla de Gaugamela trajo el final del Imperio Aqueménida. Darío, el último de los grandes reyes, marchó hacia el este antes de que el conquistador lo hiciera a la remota provincia de Bactria, donde murió asesinado por su propio primo, Besso. Alejandro también marchó al este y, tras derrotar a Besso, tuvo a todo el Imperio en su puño. Antes de todo esto, había llegado a Persépolis, donde, en un clímax de borrachera, prendió fuego al Palacio del rey de reyes. Esto fue en revancha por la quema de Atenas por Jerjes, según dijo más tarde. Girshman aduce algunas razones convincentes (sin llegar a conclusión definitiva alguna) para pensar que Persépolis se incendió a resultas de un accidente. Cualquiera que fuera la verdad, es una extraña ironía que aún queda mucho que mostrar de las glorias pasadas de Persépolis, mientras que Susa, que fue respetada por Alejandro, no deja de ser un pequeño montículo de tierra hecho polvo.

Durante el periodo Aqueménida Irán había tratado de crear una de las civilizaciones más avanzadas del mundo. Caminos pavimentados fueron construidos para el tráfico de coches de caballos desde las orillas del Mediterráneo hasta la India. El resto de las casas y establos, conocidos como caravanserai se construyeron a una distancia que no excedía los 30 kilómetros. El primer servicio de correo del mundo se fundó en Irán para despachar correo a través del vasto imperio Aqueménida. Se construyó un canal que iba del Mar Rojo al Nilo. Guardias estaban apostados a lo largo y ancho de los caminos. Los viajeros eran cacheados e inspeccionados. La explotación de minas y el desarrollo de la agricultura fueron estimulados; la química, confección textil, los bordados así como el tejido de alfombras se iniciaron. Los iraníes estaban acostumbrados a comer en la mesa y a dormir en camas de madera.



LOS SELEÚCIDAS:

Alejandro marchó a la India y creó el mayor Imperio que jamás ha conocido el mundo. Duró, sin embargo, el tiempo que él vivió y entonces se desmembró a causa de las luchas entre sus sucesores (los Diadocos).

Persia cayó en su mayor parte en manos de Seleuco I, quien apareció como el amo de los dominios orientales de Alejandro y se casó con una mujer iraní. El poder de los sucesores de Alejandro sobre el vasto territorio del Imperio iraní fue débil en el campo de la administración, aunque introdujeron una cultura helenística importante, mezclando elementos griegos con persas. El proceso fue de ningún modo uniforme. Un gran número de civiles griegos se establecieron en las ciudades fundadas a lo largo de los límites norte, sur y oeste del país – en Bactria, en Hecatompylos (Damghan), Rhages (Rey), Kangavar y Nahavand en los Zagros. Alrededor y dentro de estas ciudades, griegos e iraníes se mezclaron mediante matrimonios mixtos, bilingüismo, y una fusión de cultos orientales griegos. 

Sin embargo, llegó el final, no porque a priori los griegos sucumbieran a las influencias orientales o fueran dominados por clara mayoría, sino debido a causas externas – el nacimiento del Imperio Romano de Oriente y la primera de una serie de invasiones nómadas, entre ellas la de los Partos, procedentes del Este.




LOS PARTOS:
 
Media Atropatene (Azerbayán) nunca estuvo realmente bajo el poder Seleúcida. Los gobernantes de Bactria desde un principio fueron semi-idependientes y a mediados del siglo III se rebelaron y se constituyeron con absoluta independencia. Al mismo tiempo Partia, bajo el liderazgo de los Arsácidas se liberó del dominio Seleúcida y fundó el Imperio Parto como una especie de sucesor del viejo Imperio Persa. Aunque l incluso bajo los más insignes de los Partos, (Tiridates, Mithradates I y Mithradates II) el reino no tuvo la extensión del de antes, fue un rival formidable para Roma.

Los Romanos en casi continuas guerras habían fallado a la hora de para la expansión Persa hacia el oeste., la cual fue a menudo apoyada por ambiciosos o asustados gobernantes locales bajo la férula romana. La capital de los Partos fue la ciudad de los mil puentes cerca de Damghan, más tarde Ray cerca de Teherán, y más tarde en Hamadan, siendo en invierno Tesifonte cerca de Bagdad. Los Partos gobernaron desde el 256 antes de Cristo hasta el 226 d. C. Las fronteras de Irán durante este periodo fueron: Transcaucasia en el norte, India en el este, y el Tigris en el oeste. Los Partos adoptaron sus propias aduanas, recogiendo el 5 % de los importes. 



LOS SASÁNIDAS:

Sólo durante el siglo II a. C. comenzó la decadencia del imperio Parto. La dinastía Parta cayó , no porque se debiera a un ataque del Imperio romano o del este, sino como resultado de un incipiente nacionalismo en Fars , la cuna de la civilización iraní, el hogar de los Aqueménidas, la provincia menos impregnada de civilización griega. Los Partos fueron sustituidos (226d.C.) por la dinastía Sasánida, más vigorosa, cuando Artdashir I (Artajerjes) echó fuera a y asesinó al último gobernante Parto y construyó un nuevo imperio sobre las ruinas del poder Parto y seleúcida. Los Sasánidas fueron los verdaderos herederos de los Aqueménidas.

En cuatro siglos de dominación sasánida, existieron dos periodos gloriosos. En el primero, que duró hasta el siglo V, los reyes más sobresalientes (destacables por su longevidad) fueron Ardashir I (226-255), Shapur I (255-271) y el captor de Valeriano, Shapur II (309-337), conquistador de Armenia y perseguidor de los cristianos, y Bahram V o Bahram-e Gur (421-438), famoso en la historia y en la leyenda por sus cacerías cinegéticas. En el segundo periodo, las grandes figuras fueron Khosrow I (531-579), quizá el más ilustre de todos los reyes sasánidas y Khosrow Parviz (590-628), conquistador de Jerusalén, invasor de Egipto glorificado por sus legendarios amoríos, pero, en la práctica, brutal, cobarde y claramente incompetente.

Ardashir I fue el fundador de la dinastía Sasánida. Declaró la guerra a Roma y se apoderó de Armenia, instauró el Zoroastrismo como religión más influyente. Su sucesor, Shapur I invadió Siria y aniquiló el ejército romano del emperador Valeriano, triunfo todavía presente y visible en los célebres relieves cercanos a Persépolis.

Tesifonte se convirtió en el centro de un magnífico Estado que persistió hasta que el Imperio Romano desapareció. Los Bizantinos fueron incapaces de dominar a los Sasánidas. En el año 531 d. C. Anushirvan el Justo (o Khosrow I) fue el único de los más brillantes monarcas iraníes que ascendió al trono. Los Hunos Blancos, durante el siglo anterior habían invadido las provincias del Oxo e infligido más de una derrota al ejército iraní.

Anushirvan hizo las paces con Roma y se volvió tan efectivo contra el invasor oriental que aplastó a los Hunos y dividió sus territorios gracias a su nuevo aliado, el Ilkhan de los Turcos. Pero los logros de Anushirvan como administrador sobrepasaron su fama de soldado. Instituyó un impuesto gradual y pagadero en dinero y en especies, creó un ejército regular que estuvo mejor equipado y mejor disciplinado que en cualquier otra fecha precedente. Reformó las leyes y mantuvo una estrecha vigilancia en su ejecución al mismo tiempo que convirtió las rutas caravaneras en caminos seguros. Gracias a su mecenazgo de hombres ilustrados así como de su interés en la historia y la filosofía, Irán se convirtió en el centro de intercambio de ideas durante este periodo, que destaca como uno de los más gloriosos en la historia Iraní.

Bajo el reinado de Khosrow II (o Khosrow Parviz, cuyos asuntos estaban ligados a Bizancio), la corte Sasánida observó un esplendor legendario. Tesifonte y Firuzabad eran ciudades magníficas. La administración del Imperio era eficiente, la productividad de las ciudades era extraordinaria en el arte de la metalurgia, la arquitectura, la escultura y los tejidos eran soberbios. Persia desarrolló un Estado fuertemente centralizado, basado en una resurgida religión Zoroastrista y una sociedad clasista.

Khosrow Parviz invadió el Imperio Romano, capturó Jerusalén y arrebató la " Verdadera Cruz ", que era considerado el más preciado tesoro de la Cristiandad. Egipto sucumbió al ejército Persa y finalmente Calcedonia, que estaba localizada en el extremo opuesto a Constantinopla. Tan desesperada era la situación que Heraclio decidió abandonar la ciudad y huyó a África. Sin embargo Heraclio derrotó finalmente a Khosrow y ambos Imperios fueron completamente aniquilados en el 652. En otras palabras, poco después de la muerte de Khosrow II, el viejo poder sasánida se derrumbó.


EL ISLAM:

La tercera década del siglo VII fue un revulsivo para la historia de Irán, en la que el modelo de desarrollo cultural, psicológico y religioso del país, fue decisivo hasta tiempos presentes. Para cualquiera que desee ojear el moderno Irán, los acontecimientos de este periodo son extremadamente importantes, extraordinariamente excitantes y todavía algo misteriosos. Realmente fueron acontecimientos inesperados. En 614, cuando Khosrow Parviz tenía a sus espaldas veintidós años de exitosa conquista, nadie pudo prever que en veinticinco años, no sólo su dinastía sino también la estructura de la vida iraní iba a ser engullida y aniquilada.

Tras décadas de relativa inmovilidad, los hechos obligaron a una rapidez innovadora. No fue hasta 614, cuando Mahoma afirmó ser un profeta inspirado por la divinidad. Durante ocho años estuvo exiliado de su lugar natal, Arabia. Murió en el 632 en La Meca, dos años después de llegar. Las conquistas árabes empezaron sólo después de su muerte, con un ataque a Mesopotamia en el 633. Yazdgird III, el último rey Sasánida, fue invitado a abrazar la fe islámica. Éste, desdeñosamente rehusó, difamando a los árabes por comer carne de lagarto y practicar el infanticidio.

Los invasores árabes tuvieron éxito al tomar Tesifonte en el 637 e infligieron una severa derrota a los iranios en la batalla de Nahavand en el 642. Esto trajo consigo el final de la última dinastía nacional iraní durante doscientos años. La conquista de los árabes permitió profundizar en la civilización irania con más profundidad que jamás ninguna otra antes o desde entonces. Proporcionó al país una nueva religión y escritura. Influyó en su lengua y revolucionó su arte. Aunque no lo destruyó ni absorbió completamente; lo que fue indigno en el carácter y costumbres iranias fue eliminado y transformado en nuevas y más complejas formas.

El surgimiento del Islam como una religión que reemplazaba al Zoroastrismo es uno de los mayores acontecimientos de la Historia mundial. Pueden aducirse varias razones para el éxito de esta invasión: Era más espiritual que material el nacimiento de una cruzada religiosa en Arabia coincidió con la agonía de la dinastía iraní. El Islam era democrático mientras que el Zoroastrismo era exclusivista y feudal. Durante siglos de independencia bajo la férula autocrática, había minado la iniciativa y reducido la voluntad de resistencia. Pero ninguna de estas contemplaciones explicarían completamente la plenitud con la que Irán aparentemente sucumbió al Islam. El Islam pronto se convirtió en una religión como resultado de la cual se sucedieron numerosas revueltas y perdió su carácter religioso y se transformó en agitación política.

Un vistazo rápido a la historia de este periodo es fascinante, pero sus detalles son tediosos en extremo. Baste decir que, a mediados del siglo IX y en adelante, el poder del Califato Abbasí rápidamente declinó. En Irán surgieron numerosas y pequeñas dinastías semi-independientes, algunas de las cuales merecen destacarse. Como por ejemplo, la Safárida o artesanos del cobre, fundada por un salteador de caminos y apoyada en Sistan; y la Samánida, principalmente centrados en el moderno Afganistán. Los Ghaznávidas , que se extendieron desde Afganistán a la India y también realizaron varias incursiones en Persia a comienzos del siglo XI fueron más importantes en cuanto a que se mantuvieron en el poder local durante más de dos siglos y dejaron tras sí un legado arquitectónico sustancial que aún perdura en Afganistán.



LOS SELJUKS:

Irán, como Europa Occidental, emergió a principios del primer milenio después de Cristo desde un periodo de grandes desórdenes a otro de menores discordias. La promesa de relativa estabilidad produjo una gran era de edificaciones. Y es al nombre de ésta y de las siguientes dinastías a las que la arquitectura islámica iraní va asociada.

Los Seljuk, como sus sucesores, procedían del noreste. Eran miembros de una tribu turco-parlante oriunda del Turkestán, los Ghuzz, y se convirtieron tempranamente al Mahometanismo ortodoxo, es decir, al Sunnismo. Su primer acto de conquista puede decirse que fue arrebatar Ghazv a los Ghaznávidas y hacia 1403 se habían establecido firmemente en Khorasan. Doce años más tarde, su líder, Toghril-Beg, entró en Baghdad y fue nombrado " Viceregente del sucesor del Profeta y Señor de todos los Musulmanes " por el califa. Sus sucesores fueron Alp Arsalan (1063-1072) y el Sultan Sanjar (1096-1157).

Alp Arsalan conquistó Asia Menor y llevó a cabo con éxito expediciones contra los griegos. Se decía que tenía tan largos bigotes que tenía que atárselos cuando estaba disparando. Tanto él como su hijo Malik Shah debían mucho al sabio consejo y energía de su Visir, Nizam ul-Mulk, mecenas de Omar Khayyam.

El orden fue enteramente restablecido en los dominios Seljuk. La familia se desmembró por riñas entre los miembros - hubo dinastías separadas y a veces rivales en Kerman e Iraq. Los Sejuks cayeron por completo al comprobar el creciente poder de los Asesinos, que eran responsables del asesinato de Nizam ul-Mulk y posiblemente también de Malik Shah.



LOS MONGOLES:
 
En el 1221 los mongoles invadieron Irán, dejando un rastro de muerte y destrucción al paso de sus ejércitos. Una vez más, como seiscientos años atrás, los hechos obligaron a irse rápidamente. Entre 1219 y 1227, las hordas mongoles habían invadido y arrasado Bokhara, Samarcanda, Marv, Neishabur y todo el norte de Irán. El pillaje, la muerte, atropellos y desolación que acompañaban a estas conquistas no tuvieron parangón en la historia. La pérdida del arte y de la cultura en el norte de Irán fue incalculable. Afortunadamente, el sur escapó y ayudó enormemente a su recuperación. 

Chingiz Khan (1295-1304) legó a su nieto Hulagu Khan el establecer el gobierno mongol en Irán. Un cuarto de siglo más tarde, Irán se convirtió en el centro de una nueva dinastía mongola, llamada Ilkhan por los historiadores. La segunda oleada de invasiones mongoles comenzó en 1251 cuando Hulagu Khan entró en Irán y aniquiló a los Asesinos en su fortaleza de las montañas y extinguió el Califato de Baghdad. Tuvo éxito en ambas cosas al precio de un derramamiento de sangre y destrucción.

Los últimos mongoles, sin embargo, como si se corrigieran la carencia de antepasados, llegaron por la civilización e incluso por la cultura. Los mongoles incluso estimularon el turismo; siendo tan infatigables viajeros, no cabe duda de que fuera una forma de relaciones públicas que llegaron a ser naturales. Marco Polo fue su más famoso beneficiario. Su ruta a través de Irán como un testigo de los centros importantes de su tiempo: Tabriz, (pronto se convertiría en la capital Mongola), Saveh, Kashan, Yazd, Kerman, Hormoz, Sirjan, Kerman otra vez, Tabas y Neishabur. A medida que iban estableciéndose, los mongoles iniciaron una nueva era de grandes construcciones.

Ghazan Khan estableció unas instituciones religiosas y educacionales magníficas en Tabriz, y construyó en los alrededores de la ciudad una tumba para sí mismo. Oljaitu (1304-1316) completó la ciudad de Sultanieh, incluyendo el gran Mausoleo que aún se conserva y lleva su nombre.

Después de la muerte de Oljaitu en 1316, la dinastía se desgajó a consecuencia de luchas intestinas y un periodo de caos sobrevino, en el cual el solo elemento de estabilidad que existió fue proporcionado por la dinastía Muzafarida en el sur de Irán, uno de cuyos miembros, Shah Shoja es famoso en la historia por ser el mecenas del poeta Hafiz. El colapso del gobierno centralizado significó que había un camino abierto a una nueva invasión desde Asia Central, la de Tamerlán.



LOS TIMÚRIDAS:

Timur Lane (Tamerlán) apareció en escena con el sueño de restaurar el gran Imperio Mongol, Al Norte, saqueó y sometió a pillaje Moscú en el 1382. En 1398 invadió India. En 1402 derrotó y capturó al sultán Otomano Bayazid. Después de todo, había dejado poco que mostrar de sí mismo en Irán que su reputación garantizaría no sólo una orgía de destrucción. Tampoco los sucesores restantes Timúridas dejaron huella alguna adecuada en Irán. La mayor parte del tiempo estaba ausentes, pues los monarcas preferían vivir en el Noreste.

Shahkrokh (1408-1447) trasladó su capital de Samarcanda a Herat, la cual embelleció sobremanera. Su esposa, Gowhar Shad, fue la responsable de construir la gran Mezquita en el corazón del Mausoleo en Mashad. Su hijo, Ulugh Begh fue un renombrado astrónomo, poeta y mecenas literario después de mediados del siglo XV, un estado de caos y confusión advino, quizá más completo que antes o incluso desde entonces, fue la orden del día.

En este punto, la historia iraní otra vez tiene otra inflexión, pues fuera de este tumultuoso desorden, siguiendo la pauta de ocho siglos y medio de gobierno extranjero, emergió una dinastía más auténticamente nacional que ninguna otra desde los Sasánidas y ciertamente comparable en su esplendor y reputación.


LOS SAFÁVIDAS:

La dinastía Safávida (1500-1736) fundada por Shah Ismail (1499-1524), restauró el orden interno en Irán y estableció la secta Chiita como religión estatal. Después de luchar en su camino hacia el trono, Shah Ismail marchó hacia el este a combatir los Uzbecos, que año tras año arrasaban la rica provincia de Khorasan. Tuvo un éxito absoluto en su expedición. Pero el Shah Ismail fue desafortunado al tener como enemigo a Sultán el Feo, uno de los peores guerreros de la casa de Osman. Resuelto a extirpar la monarquía Chiíta antes de que enraizara, Salim lideró el más formidable ejército contra la caballería de Shah Ismail.

Como resultado de su victoria, los turcos anexionaron las provincias del oeste de Irán y las tomaron durante muchos años.Shah Ismail murió en 1502.

Su hijo Shah Tohmasp, reinó unos cincuenta años (1524-1575) – periodo notable principalmente por las prolongadas y disputadas luchas contra los Turcos, que tuvieron como consecuencia la pérdida de Mesopotamia, el l traslado de la capital de la expuesta Tabriz a la más segura Qazvin y la búsqueda de la monarquía iraní por los reyes occidentales, esperando explotar la rivalidad Otomano-Iraní y la discordia Chiíta-Sunnita para desacreditar la monarquía Safávida así como el aspecto oriental de un enorme país desconocido. Por primera vez desde los Aqueménidas, una dinastía iraní ganó fama internacional.

La dinastía Safávida alcanzó su máximo desarrollo durante el reinado de Shah Abbas I (1587-1629), también conocido como Abbas el Magno. Derrotó no sólo a los Uzbecos, sino también a los turcos y así recuperó las provincias occidentales de Irán. Expulsó a los Portugueses que se habían establecido en la zona del Golfo Pérsico a comienzos del siglo XVI. Pero este éxito en la guerra, grande tal y como fue, fue sobrepasado por sus logros en el arte de la paz. Trasladó la sede del gobierno de Qazvin a Isfahan; estableció relaciones comerciales con Gran Bretaña y reorganizó el ejército. Es más, restauró la seguridad en las rutas caravaneras, construyó puentes y caravanserais que perduran hoy en día, aún en decadencia, como un testigo del estímulo a mercaderes y viajeros. Puentes de soberbia construcción y avenidas en Isfahan conducían a la excelsa Plaza Real (ahora Plaza del Imam). Rodeada de grandes edificios, principal eje de lo que fue la Mezquita real (ahora Mezquita del Imam).

Europeos de varias naciones visitaron y describieron las glorias de Irán. Entre ellos se encuentran los hermanos Shirley, así como Chardin, cuyos trabajos revelan un profundo conocimiento de Irán, su historia, arte y arquitectura.

Desgraciadamente para todas las cualidades destacables de Abbas el Magno, el Renacimiento Iraní duró poco. La dinastía Safávida se esforzó cien años después de su muerte, sostenida más por las glorias de su pasado que por cualquier mérito de sus sucesores. Shah Safi (1628-1641), Abbas II (1641-1668), Soleimán (1668-1694), y Hossein (1694-1729) representaron una triste degeneración de la santa casta de que descendían.

La maravilla no es que la dinastía safávida desapareciera cuando lo hizo, sino que tardara tanto. La confusión se extendió rápidamente después de 1715, fomentada por los afganos y los Uzbecos en el noreste, los kurdos en el oeste y los árabes en el sur. En 1722 una pequeña pero bien entrenada milicia afgana apareció en Isfahan, aniquiló un ejército iraní y capturó y saqueó la ciudad masacrando a muchos de sus habitantes. Los rusos y los turcos irrumpieron para comprobar lo que podían obtener entre los despojos que quedaron en el norte y el oeste. Hossein fue capturado y abdicó, y su hijo Tahmasp se convirtió en Shah en el exilio y se auto instaló en Mozandaran, donde miembros de las tribus Qajar y Afshar se unieron a su causa. Uno de éstos, Nader Quli, quien tomó el mando de los ejércitos, derrotó a los afganos y en 1730 se limpió el país.


LOS AFSHAR:

En 1736, Nader se auto intituló Sah, inmediatamente después de ganar la guerra contra los afganos y capturara Kandahar, cuna de los Afganos Ghilizai. En 1738 invadió la India y en una campaña simple se apoderó de una gran riqueza, incluyendo el legendario Trono del Pavo real y el diamante Kuh- e Nur. Parece que continuó una carrera de conquistas ante la falta de cosas mejores que hacer. Convirtió a Mashad en su capital y – aparentemente por el ánimo de conciliar a los Afganos- favoreció las materias Sunnitas a costa de las Shi ´ahs.

Al ser un gobernante déspota fue asesinado en 1747 y durante los siguientes cincuenta años la historia iraní es incomprensible en grado extremo. En esencia, existía un frente tripartito de luchas entre los descendientes de Nader Shah, la familia Zand y los Qajar. Durante un gran lapso de tiempo, Shahkroh, nieto de Nader y Shah Hossein permaneció en el trono nominalmente en Mashad, pero cegado y hecho prisionero intermitentemente no ejerció un poder efectivo.


LOS ZAND:

La dinastía Afshar fue seguida por la Zand (1750-1794). Fundada por Karim Khan Zand más conocido como Vakil (regente), quien estableció su capital en Shiraz, adornó la ciudad con muchos y bellos edificios y honró a sus poetas.

Su mandato de veinte años (1759-1779) trajo un periodo de paz y renovada prosperidad a Irán, excepto a la provincia de Khorasan. Es el único personaje de la época a quien no se le retiró a disgusto.

A pesar de tener control sobre gran parte de Irán, Karim Khan nunca asumió el título de Shah. Con su muerte a la edad de ochenta años (1779) los Qajar lucharon desesperadamente quince años para ganar el trono. Su líder Agha Mohammad que había sido castrado tiempo atrás por orden de los descendientes de Nader, atacó a los Zand en una batalla a traición y finalmente masacró todo, primero en Kerman y más tarde en Bam. Allí, Luft- Ali Khan, el joven jefe zand fue capturado dejando a los Qajar en una disputa sin fin por la posesión del ensangrentado trono en 1794.


LOS QAJAR:

Agha Mohammad había sido proclamado Shah en 1787 al finalizar una exitosa campaña contra Rusia. A partir de ahí, estableció su capital en Teherán, desde entonces permanece así. Más tarde tomó Khorasan, aunque sólo después de perpetrar las más terribles atrocidades en la persona de Shahkroh.

Fue el más brutal y odiado de todos los monarcas iraníes. Agha Mohammad al menos tuvo éxito al poner fin a una época de anarquía. Luchó exitosamente contra los enemigos externos y reconstituyó la fe Shiáh como religión estatal. Fue asesinado en el campamento por sus ayudantes en 1797.

Bajo sus sucesores Fath Ali Shah (1798-1834),Mohammad Shah (1834-1848), Naser ad-Din Shah (1848-1896), Mozaffar ad-Din Shah (1896-1907), Mohammad Ali Shah (1907-1909) y Ahmad Shah (1909-1925), el contexto de la historia iraní cambia por completo. Sale de la Edad Media en tiempos recientes, en los que el interés de Irán se sustenta no en su propia civilización o esplendor o misterio sino en sus posibilidades como campo de expansión entre grandes fuerzas rivales – o mejor dicho, como campo de expansión en el que la expansión de un gran poder debería estar limitada por otro poder rival, y precisamente esta rivalidad más que cualquier fuerza inherente en la monarquía Qajar, que junto a la resistencia nacional capacitó a Irán para mantener su ansiada independencia.

Este largo periodo vio cómo Irán perdía parte de su territorio a favor de países vecinos y caía bajo la creciente presión de países europeos, particularmente la Rusia Zarista y Gran Bretaña. Durante el reinado de Fath Ali Shah (1797-1834), las reclamaciones de Persia en el Cáucaso (repúblicas actuales de Azerbayán, Cáucaso, Armenia,Daghestán) fueron desafiadas por los Rusos en una larga lucha que acabó en el Tratado de Gulistán (1813) y en el de Turkamanchai (1828), por los cuales Irán fue obligada a renunciar al área caucásica.

Herat, el valle arrocero sobre el hari Rud, que había sido parte del antiguo Imperio Persa, fue tomado por los afganos. Una serie de campañas militares para reclamarlo finalizaron con la intervención de los británicos, quienes apoyaban a Afganistán y acabó en el reconocimiento de la independencia afgana por parte de Irán en 1857.

El descubrimiento de petróleo a comienzos del siglo XX intensificó la rivalidad de Gran Bretaña y Rusia en la lucha por el poder sobre toda la nación., Internamente,, los primeros años del siglo XX vieron el surgir del movimiento constitucional y una Constitución estableciendo un Parlamento (Majlis) que fue aceptado por el Shah en 1906. Entretanto, la lucha anglo-rusa continuaba y en 1907 resultó en un Acuerdo anglo-ruso (anulado tras la Primera Guerra Mundial) que dividió Irán en dos esferas de influencia.

El periodo que precede a la Primera Guerra Mundial fue uno de los de más dificultad política y financiera. En 1911, Morgan Shuster, un financiero americano fue contratado como asesor financiero y tesorero general de Irán. Se realizaron algunas reformas, pero los conflictos con los rusos condujeron a la caída y término de la misión en 1920. Durante la guerra, Irán fue ocupado por británicos y rusos pero permaneció neutral. Después de la guerra Irán fue admitido en la Liga de Naciones como miembro fundador. En 1919, Irán firmó un Tratado comercial con Gran Bretaña por el cual Gran Bretaña reafirmaba la independencia de Irán formalmente pero en realidad intentaba implantar un Protectorado completo sobre el país. Tras el reconocimiento de Irán de la antigua Unión Soviética en el Tratado de 1921, ésta última abolió las últimas medidas zaristas imperialistas en Irán, canceló todas las deudas y concesiones y retiró las fuerzas de ocupación del territorio iraní.


LOS PAHLAVI:

En 1921, Reza Khan, un oficial del ejército, llevó a cabo un golpe de estado e implantó una dictadura militar. Consiguientemente, fue nombrado Shah, así se acababa la dinastía Qajar y se fundaba la Pahlavi. En 1941, dos meses después de la invasión alemana de Rusia, fuerzas británicas y rusas ocuparon Irán. El 16 de Septiembre, Reza Shah abdicó a favor de su hijo Mohammad Reza Pahlavi. Las tropas americanas más tarde entraron en Irán para manejar la entrega y distribución de suministros de guerra a los Rusos.

En la Conferencia de Teherán en 1943, la Declaración de Teherán, firmada por los Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia, garantizaba la independencia e integridad territorial del país. No obstante, los Rusos, insatisfechos con el rechazo del gobierno iraní a garantizar concesiones petrolíferas, organizaron una revuelta en el norte que desembocó en el establecimiento de gobiernos títere que dieron lugar a la República Popular de Azerbayán y a la República Popular de Kurdistán (Diciembre de 1945), encabezadas por líderes rusos que controlaban las maniobras.

Cuando las tropas rusas permanecieron en Irán siguiendo a la expiración del Tratado de tiempos de guerra (Enero de 1946) que también permitía la presencia de tropas anglo-americanas, Irán protestó ante las Naciones Unidas. Los Rusos finalmente se marcharon (Mayo 1946), después de recibir la promesa de concesiones petrolíferas en Irán, mediante aprobación del Parlamento.

Los gobiernos establecidos por los rusos en el norte, al carecer de apoyo popular, fueron depuestos en 1946 y el Parlamento rechazó, en consecuencia, las concesiones petrolíferas. En 1951, el Movimiento del Frente Nacional, liderado por el Primer Ministro Musaddiq, un militante nacionalista, forzó al Parlamento a nacionalizar la industria petrolera y formar la Compañía Nacional Iraní del Petróleo (NIOC). Aunque un bloqueo británico condujo a un virtual colapso de la industria del petróleo y serios problemas económicos internos, Musaddiq continuó con su política de nacionalización.

Abiertamente opuesto al Shah, Musaddiq fue echado del poder en 1952 pero rápidamente lo recuperó. El Shah abandonó el país, pero volvió cuando los elementos de apoyo anglo-americanos aparentemente monárquicos obligaron a Mussadiq a dimitir en 1953. En 1954, Irán permitió un consorcio británico, americano, francés y holandés de empresas petrolíferas que operaban con facilidades, con beneficios compartidos por igual entre Irán y el consorcio. Después de 1953, una sucesión de primeros ministros restauró el orden en Irán. En 1957, la ley marcial fue abolida tras 16 años de implantación.

Irán estableció relaciones más estrechas con Occidente, uniéndose al Pacto de Baghdad, más tarde llamado Organización del Tratado Central), y recibió una gran cantidad de ayuda militar y económica de los Estados Unidos hasta fines de los años 60. En los comienzos de los 60 y continuando hasta los 70, el gobierno iraní abordó un aparente programa extenso (la Revolución Blanca) llamado a mejorar la economía y las condiciones sociales. La reforma de la tierra fue la máxima prioridad. En un esfuerzo por transformar el sistema agrícola feudal basado en el régimen campesino-señor, el gobierno compró propiedades y las vendió a la gente. También se distribuyó una larga extensión de tierras pertenecientes a la corona. En Enero de 1963, un extensivo plan fue aprobado para una mayor redistribución de la tierra, educación obligatoria, sistema de beneficios en la industria; el programa fue financiado mediante la venta de industrias estatales a inversores privados.

El Shah hacía todo, incluso establecer un partido que apoyaba al gobierno para preparar a Irán para una instauración de más pretendido corte democrático. Sin embargo, los variados programas reformadores y las continuas condiciones económicas de empobrecimiento jalearon a los principales grupos religiosos y políticos. Así, hubo tumultos en 1963.

El 5 de Junio de 1963, la más importante manifestación religiosa nacional encabezada por el ayatollah Jomeini tuvo lugar para protestar por la llamada Revolución Blanca. La inestabilidad política general se reflejó en el asesinato del Primer ministro Hassan Ali Mansur y un intento fallido contra la vida del Shah en enero de 1965 Amir Abbas Hoveida sucedió en el cargo al fallecido Mansur y estuvo en el poder hasta 1977. En Octubre de 1971, Irán conmemoró el 2500 aniversario del Imperio Persa Aqueménida de Ciro el Grande con una elaborada celebración en el desierto, en Persépolis.

La política pro-occidental de Irán continuó en la década de los 70, aunque mejoraron las relaciones, especialmente en el terreno económico, aquéllas fueron restablecidas con los países comunistas, incluyendo la antigua Unión Soviética. Sin embargo, las relaciones con Iraq se resintieron mucho desde finales de los 60 hasta comienzos de los 70, y hubo un gran número de escaramuzas armadas a lo largo de la frontera irano-iraquí. En Abril de 1969 Irán anuló el tratado de 1937 que tenía con Iraq sobre el control de Arvand Rud (Shat al-Arab) y demandó el tratado que había concedido a Iraq un virtual control del río, renegociando aquel. En 1971, Gran Bretaña retiró sus fuerzas del Golfo Pérsico.

Consciente de que los países que eran apoyados por la Unión soviética podrían intentar llenar el vacío dejado por la retirada de Gran Bretaña, Irán aumentó su presupuesto de defensa y se convirtió en la fuerza militar más poderosa de la región.

Aunque Irán renunció a toda reclamación sobre Bahrein en 1970, recuperó el control de tres de las antiguas islas en la entrada del Golfo Pérsico que estaban bajo ocupación británica hasta Noviembre de 1971. Iraq protestó ante la acción de Irán mediante la expulsión de miles de ciudadanos. En Marzo de 1973., poco después de la conclusión del Tratado de 25 años que firmado en 1954 con el consorcio productor de petróleo, Irán instauró el control total sobre todos los aspectos relativos a la industria del petróleo y el consorcio accedió (Mayo 1973) a actuar como mero asesor a cambio del largo y favorable periodo de contratos como proveedor petrolífero.

Las consecuencias de la guerra árabe-israelí de Octubre de 1973, Irán rehusó emplear el petróleo como arma política y no participó en el embargo petrolífero contra Occidente y Japón. Sin embargo, usó la situación para llegar a ser un líder en el aumento de los precios del petróleo y no contempló el tratado de Teherán de 1971. Irán utilizó la resaca producida por los nuevos precios para reforzar su posición en el extranjero como acreedor, para iniciar un programa nacional de modernización y desarrollo económico y así incrementar su poder militar. Es sabido que durante el periodo de reinado del Shah Mohammad Reza en Irán (1941-1979), se le dio a los Estados Unidos carta blanca en todos los aspectos y recursos nacionales de la tierra.


LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA:

Durante cerca de los 15 años siguientes a la victoria de la Revolución Islámica (11 de Febrero de 1979) Irán había pasado por un periodo de penosas pruebas para dar los primeros pasos hacia el final establecimiento de un gobierno islámico. Las medidas básicas para organizar el sistema islámico de administración fueron adoptadas bastante pronto después de la Revolución.

Un referéndum para decidir el tipo de régimen se celebró el 1 de Abril de 1979, sólo 50 días después de la llegada al poder de la revolución. Según informes oficiales, el 98,2 % del electorado votó a favor de una República Islámica en lugar del régimen monárquico previo. Una Constitución redactada se preparó antes del verano de 1979 y una Asamblea de 72 expertos la aprobó tras largas deliberaciones. La Constitución fue ratificada por el líder de la república Islámica, el último ayatollah Jomeini, así como por el voto directo el 3 de Diciembre de 1979. Esta vez, acorde a fuentes oficiales, el 98,5 % de los votantes emitieron un sí a la Constitución. La estructura general del sistema islámico de gobierno estaba por tanto decidido, pero muchos detalles tenían aún que funcionar.

Las primeras elecciones generales del 1 de Mayo de 1980 y el advenimiento del nuevo Parlamento (Majlis) fueron los pasos en esa dirección. Desde entonces, las leyes que pasan por el majlis han traído a los fundadores de la república Islámica más cerca paso a paso de sus objetivos. No obstante, los líderes y oficiales iraníes están unánimemente de acuerdo en que aún queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar la meta final.

La intención declarada del gobierno es crear un sistema islámico profuso basado en la enseñanza del profeta Mahoma y sus sucesores, que nunca antes había sido operativa en catorce años de historia del Islam. Esto hace del gobierno Iraní quizá el único ejemplo existente de gobierno teocrático a finales del siglo XX.

Uno de los aspectos seculares de la administración del país, podría decirse que es la nueva Constitución que sigue las Democracias Occidentales y la Constitución del antiguo Régimen- hasta ahora en cuanto a la separación de los poderes ejecutiva, legislativa y judicial concierne.

El nuevo Gobierno estaba intentando restaurar la paz y prosperidad en el país cuando se enfrentó a un inesperado ataque contra la frontera occidental por parte de tropas armadas iraquíes el 22 de Septiembre de 1980. Esta guerra impuesta que fue definida como una agresión a Irán y tuvo una justa defensa por parte de los iranís, acabó a mediados de 1988, siguiendo la resolución de las Naciones Unidas Nº 598, que Irán acató.

La postguerra es testigo de una estupenda eclosión de energías que habían sido postergadas en tiempos de guerra. Las combinaciones principales del país en materias política, agrícola, industrial y social están siendo totalmente reorganizadas en un esfuerzo titánico de reconstrucción.

La condena de Iraq como agresor, preparó el camino de Irán para hacer una espectacular entrada en el escenario internacional. En complicidad con el implemento de los Planes, 1º y 2º de Desarrollo de 5 años, se han logrado unos aumentos destacados en la producción de manufacturas, materias primas y en la exportación de mercancías industriales y artesanales, así como la aceleración de una industria pesada hacia su madurez. Irán está también expansionando sus ventas hacia Asia, África y otros mercados internacionales. A pesar del hecho de que la población del país se ha duplicado durante los últimos quince años., Irán ya puede exportar muchos de sus productos agrícolas, mientras está reduciendo la importación de productos de primera necesidad.

El retroceso causado por la impuesta guerra iraquí estaba sirviendo solamente como un acicate para doblar los esfuerzos del país en la diversificación de la industria pesada en fabricación de máquinas, metalurgia y sectores químicos. Muchos de ellos previamente factorías estatales ahora se están vendiendo a empresas privadas. Así un dinamismo ha aparecido en el sistema de libre empresa del país, que se debe no poco al generoso esfuerzo del gobierno a la industria privada. La ayuda toma forma en las ventajas fiscales y exenciones, facilidades de préstamos, subsidios y tarifas altas sobre la importación en productos extranjeros competitivos extranjeros.

Al mismo tiempo, una máxima prioridad se está dando a la modernización de la economía rural subdesarrollada – mediante medios efectivos. Esto ha abierto el camino a un mayor intercambio científico, tecnológico y comercial con el resto del mundo.

En este corto periodo de la Historia Iraní, el tema no ha sido tratado desde el principio y no hemos entrado en detalles, que requerirían una docena de volúmenes al menos. Hay muchos otros aspectos de la civilización de Irán que Usted, como turista extranjero, descubrirá por sí mismo- cuando esté aquí en Irán.

No hay comentarios: